Soy francés, provengo de un pueblo y una zona que siempre han luchado contra la opresión del Estado. Vivo en Cataluña desde hace mucho tiempo y los catalanes me han acogido sin problemas, me han apreciado a menudo y siempre me han ayudado.
Entiendo que los ex dirigentes catalanes están amenazados con cárcel por la justicia española, pero, ¿cuáles son sus verdaderos crímenes?
¿Querer profundamente a la tierra en la que han nacido? ¿Sentirse arraigados a ella y querer dejarla con toda su fuerza y belleza a las futuras generaciones?
Un partido político de derechas y xenófobo está culpando a estos ex dirigentes. Este partido se define como tradicional y fundado en la identidad nacional. Sin embargo, esta identificación suya es la de negar. Todo lo contrario a la identidad catalana, basada en la buena predisposición a la acogida. Los catalanes quieren su tierra y no rechazan a los que la quieren.
Históricamente, cuando España todavía no se había definido como país, durante la época medieval, Cataluña ya dialogaba y negociaba con Francia, Italia y otros países mediterráneos. Los pueblos comerciantes y marineros nunca son quietos de espíritu. Para los catalanes, querer a sus hermanos no les impide apreciar a sus vecinos, salvo que ellos mismos no quieran compartir la misma casa. Los catalanes se sienten diferentes y no se reconocen en la política del gobierno central.
¿Es crimen querer seguir tu propio camino de vida o querer para ti los frutos de tu trabajo?
Si se tienen que meter en la cárcel a todas las personas que se nieguen a seguir un camino marcado por los demás se tendrán que construir más cárceles que casas. A los ex dirigentes se les acusa de sedición, lo que significa estar fuera de la ley, a pesar de que han realizado varias veces una consulta en Cataluña. Antes de proclamar la independencia, se han asegurado democráticamente un considerable apoyo del pueblo.
¿Hay que seguir una ley que va contra la voluntad de los ciudadanos?
Las leyes en los antiguos pueblos colonizados nunca les han beneficiado. México, India, Argelia, Brasil… todos estos países, un día han decidido tener el destino en sus propias manos con unas leyes adaptadas a las voluntades de sus pueblos.
Este proceso resuena con un eco siniestro. Un eco que en otro tiempo fue enmudecido en las fosas comunes, igual que cualquier deseo de libertad y cambio. Los tiempos han cambiado en toda Europa. No dejemos que los fantasmas del pasado destruyan a los hombres del presente. Yo pienso en sus hijos, que corren el riesgo de quedarse sin padres; en sus familias, que se romperán únicamente porque estos hombres han reaccionado para dar a su pueblo la libertad y la dignidad.
Los verdaderos motivos de este juicio son mucho más oscuros que los que se han anunciado. Derivan de la eterna voluntad de dominar que algunos seres humanos desean ejercer sobre los demás. Como francés y hombre libre, yo deseo de todo corazón que este juicio tenga un final justo y equilibrado.